lunes, 28 de mayo de 2012

ARTURO RUIZ




Hace quince días la escritora Clara Usón publicó en "El País Semanal" un artículo sobre las hijas de los dictadores. En él se detenía en la figura de Carmen Franco y despachaba nuestra Transición con el conocido tópico de su carácter "pacífico", añadiendo ahora un adjetivo más a tamaña falacia: "Incruenta".
Un día, siendo niño, mi barrio amaneció con pintadas denunciando en gruesos trazos negros la muerte de Arturo Ruiz. No recuerdo el contenido pero sí el nombre y el apellido del muchacho porque, lógicamente, me llevó a preguntarme quién sería.
Arturo Ruiz era un joven de diecinueve años, estudiante de BUP y trabajador de la construcción; era miembro de CCOO y uno de sus hermanos era Policía Armada en Granada. Arturo Ruiz se había unido a la manifestación ilegal en pro de la Amnistía que partió de la Plaza de España la mañana del domingo 23 de enero de 1977 y que fue disuelta por la Policía Armada. Arturo Ruiz murió tiroteado a las doce y veinte por un guerrillero de Cristo Rey miembro de un grupo de cuatro que salió al paso del estudiante en la calle de La Estrella con Silva. Durante varios días los periódicos publicaron los hechos y las noticias subsiguientes: el relato de los testigos, la actuación de la policía destrozando el improvisado homenaje con ladrillos y una cruz que los estudiantes colocaron en el lugar de su muerte, la detención de un ciudadano argentino implicado en los hechos, la reivindicación de los hechos por el grupo de extrema derecha Triple A, el entierro en la intimidad en su barrio de Peñagrande. Al día siguiente otra estudiante, María Luz Nájera, moriría a consecuencia del golpe de un bote de humo durante las manifestaciones en repulsa por la muerte de Arturo Ruiz.

(Crónica en EL PAÍS: http://elpais.com/diario/1977/01/25/espana/222994803_850215.html)

Clara Usón es sólo siete años mayor que yo y no se si es por ignorancia, olvido o pereza intelectual por lo que se suma al carro de los que beatifican nuestra modélica Transición, y que durante algunos años se vendió a países que trataban de recobrar una senda democrática. Nuestra "beatífica" Transición asistió a la muerte de ambos estudiantes, de los abogados de la calle Atocha, de cinco obreros en Vitoria, de dos carlistas durante los actos de Montejurra en 1976, del joven Germán Rodríguez en los Sanfermines de 1978. Y qué decir de las decenas de víctimas de las dos ETAs y los GRAPO o de los terroristas muertos en enfrentamientos con las Fuerzas de Seguridad.

Quitémonos la venda de una vez, y dejemos que los hechos vean la luz. Arturo Ruiz ni siquiera tiene una entrada en Wikipedia; yo, desde luego, no me olvido de Arturo Ruiz.