Siendo niño visitó la corte imperial rusa y allí se enamoró de la Gran Duquesa María, tan sólo un año mayor que él y famosa por la belleza de sus expresivos ojos azules. El sentimiento fue tan profundo que siempre llevó consigo una foto de la joven trágicamente asesinada junto con su familia en 1918.
Su camino fue el de un hombre de armas y diplomático, apartado por la vida de la felicidad que quizá le estuviera reservada. Pero el destino les depararía un lugar común en el momento final de sus vidas: el 27 de agosto de 1979, Lord Mountbatten salía a pescar con su familia por las costas irlandesas de Sligo cuando una bomba, colocada en el barco por un activista del IRA, segó su vida.
Quizá la foto de María permaneciera con él, quizá se hundiera en las aguas del mar. Quien quiera puede pensar en sus almas reencontrándose en un nuevo Palacio de Invierno
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