Mi abuelo paterno se llamaba Bernardino "Nino" Renero. Nunca llegué a conocerle bien porque murió cuando yo tenía siete años y en todo ese tiempo sólo pude contemplar a un hombre aquejado por un infarto cerebral. Mi padre me contó que durante la Guerra Civil, en Cantabria, estuvo a punto de ahogarse al cruzar el río Saja y permaneció varios días inconsciente sin que su familia supiera dónde estaba, Y punto.
El viernes pasado acudí al Centro Documental de la Memoria Histórica y me encontré con un legajo en el que aparecía su nombre. Se trataba de una lista de trabajadores del ferrocarril que habían donado dinero al Frente Popular en abril de 1937. Su nombre, como el de los demás, estaba subrayado en lápiz rojo por el funcionario franquista a cuyas manos cayó el documento. Sin embargo no me consta que tuviera problemas tras el fin del conflicto.
Mi abuelo debía ser una persona apolítica de carácter conservador, dos de sus hermanos eran sacerdotes, por lo que no esperaba encontrarme con un dato semejante. Examinando el documento, observé que figuraban todos los trabajadores de la compañía del Ferrocarril del Norte agrupados por estaciones, En la de Renedo mi abuelo era el segundo mayor donante (6.50 pesetas) después del capataz y sólo porque era obrero de primera clase. Evidentemente aquella no fue una donación voluntaria. Quizá fuera sugerida o impuesta por las autoridades (más bien sospecho lo segundo pero tendría que investigarlo).
Esto me lleva a pensar en las múltiples posiciones que toman los que se ven implicados en un conflicto. porque junto con los que se implican como combatientes, están aquellos que simplemente tratan de sobrevivir (lo cual no es cobardía, es una opción más). Miles de emigrantes huyendo de Siria, Afganistán o Irak, lo atestiguan en estos terribles momentos.
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