miércoles, 27 de noviembre de 2013

 



La Escuela de los Annales es sin duda la corriente historiográfica que más me ha influido en mi vertiente de historiador. Los trabajos de Marc Bloch y Lucien Febvre a finales de la década de los años veitne del pasado siglo marcaron una ruptura definitva con la visíón positivista de la Historia, más preocupada en hallar leyes generales y clasificar fuentes y hechos, así como con la mera Historia narrativa romántica,. la de los hechos y gestas gloriosas para mejor educación del futuro patriota. 
Marc Bloch diseccionaba en su preciosos libro "Los reyes taumaturgos"  la influencia que sobre la sociedad tenían ciertos rituales o creencias entorno al origen divino de las realezas medievales, concretamente el poder de los reyes franceses de curar a enfermos de escrófula con solo tocarlos, algo que siguió haciéndose hasta Carlos X en 1825. 
De esta forma Bloch y su escuela incorporaban otros aspectos al estudio de la historia: la economía, la sociedad, la tecnología, las metalidades, el arte...toda una plasmación de la antropología en la Historia. El objetivo era llegar a una historia total, global entorno al eje común: el ser humano.
"Allá donde huele a carne humana el historiador sabe que esta su presa" escribió en cierta ocasión. Y llevó su compromiso hasta el fin. Hijo de judíos alsacianos, se negó a marcharse de Francia tras la invasión nazi. Expulsado de su cátedra por el régimen de Vichy, colaboró con la resistencia hasta ser detenido, torturado y fusilado por al Gestapo en junio de 1944. Tenía 58 años y dejaba una obra fundamental inconclusa: "Introducción a la Historia".

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