La arqueología tiene ese mágico don de descubrir pequeñas historias del pasado; historias que nos emocionan, nos intrigan, nos espantan pero sobre todo, nos llevan a la reflexión acerca del devenir humano. Recuerdo la frase final de la película "Viven", donde el personaje interpretado por John Malkovich, expresa su convencimiento de que el ser humano es capaz de cualquier cosa cuando se enfrenta a la supervivencia. Y de esto va también la historia de Little Salt.
Little Salt es una gran poza, alimentada por un manantial, situada en Florida. A lo largo de los años el nivel del agua ha ido subiendo con lo que la imagen que tenemos hoy de ella no se corresponda con la gran fosa de escarpadas paredes que debió ser hace miles de años. Desde hace años, hasta 2013 en que el proyecto se vio afectado por los recortes, se han llevado a cabo trabajos de arqueología submarina en los dos niveles aterrazados que se formaron en la poza y que están hoy cubiertos por el agua.
En el nivel inferior se encontraron restos humanos junto con un gran caparazón de una tortuga prehistórica ya extinta bajo el cual aún se conservaba una estaca de madera. La fecha de carbono 14 nos lleva a una fecha de aproximadamente 12000 años antes de nuestros días.
El extraño descubrimiento del "paleoindio" y la tortuga llevó a sus descubridores a elaborar una sugerente teoría. Por las razones que fueran, accidentales o no, el individuo había caído al fondo de la fosa logrando nadar hasta alcanzar la terraza formada por la erosión del agua. Acuciado por el hambre, logró capturar una tortuga y cocinarla en su cubículo. Finalmente, falto de recursos, murió de hambre.
Una extraña historia, sin duda, que nos abre multitud de interrogantes. Qusiéramos saber más, pero ya no es posible.